Aunque en el Zen se incluye el estudio de sūtras y textos, el carácter directo e intuitivo de este tipo de tradición budista los pone en un segundo plano, ya que no los atiende como una vía para el despertar por sí mismo. En cambio, se anima a una disposición directa en el seguidor para que se establezca en el momento presente confiando en la sabiduría innata de todo ser humano para realizar todo su potencial. Esta noción es influencia directa del budismo mahāyāna, planteada desde un cúmulo de textos alrededor de la idea del Tathāgatagarbha, o "matriz de la iluminación". Esta idea original del mahāyāna ya está implícita en la difusión de la prajñā pāramitā y se ampliará poco tiempo después con la aparición de diversos sūtras. Se subraya el carácter innato de la budeidad en todo ser vivo y esto será una influencia crucial en todo el budismo chino, japonés y de todo el sudeste asiático. La importancia radical en esta idea es que dotará a los laicos de la potencialidad de tener un nivel espiritual tan alto como el de un monje y esto será fundamental en la expansión del mahāyāna y, consecuentemente, también del Zen.
La efervescencia de estas ideas en el budismo temprano de China acontece como reacción a una excesiva erudición e intelectualismo presente en el budismo chino de entonces, aunque recibirá a
Por lo tanto, este nuevo tipo de budismo estará centrado en el cultivo de la mente o meditación, cuya traducción china es la palabra chán. En chino, a esta escuela se le llama directamente "Escuela de meditación" (Escuela del Chan). El resto de escuelas dedicaban buena parte de su tiempo a ese estudio de textos ya que consideraban que su lectura era acumulatoria de méritos para ese despertar. La escuela del Dhyana por tanto establecerá un nuevo enfoque en el cual el cultivo de la propia mente será el centro de la práctica budista.